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Mitos de un emprendedor

Mitos hay muchos en la vida; verdades concretas, muy pocas, especialmente en el mundo de los negocios, donde las especulaciones suelen estar a la orden del día y las visiones erróneas pueden abundar, encaminándote hacia al fracaso.

Cuando tienes una idea en la cabeza, si tienes alma de emprendedor, no podrás dejar de pensar en convertirla en un negocio. Pero si eres un novato, o te falta un poco de experiencia, puedes cometer el error de creer que con la idea basta y es lo más importante.

Lo peor sería que te confundas con simples mitos y dejes de planificar tu proyecto como es debido: a través de un buen plan de negocios. Recuerda que sólo así convencerás a los inversionistas o al banco, porque ellos pensarán más detenidamente y están preparados para detectar y eliminar los mitos. Por eso, nunca creas en los siguientes:

1. Una idea brillante te hará rico. Mentira. Una idea brillante no es necesaria ni tampoco suficiente para el desarrollo de un negocio exitoso, a pesar de que no está de más.

2. Si construyes, vendrán. Alejado de la realidad. No sólo hay que hacer algo excelente, sino que hay que comunicarlo y hacerlo bien. No sólo por hacer el mejor producto el cliente lo aceptará.

3. Lo que tú piensas es lo más importante. Puede ser, pero para generar un negocio no es lo más importante. Al momento de evaluar tu idea, en realidad no importa sólo que tú y todos tus amigos piensen que tu idea es la mejor. Lo que sí importa es lo que piensan tus clientes.

4. Los modelos financieros son falsos. Puede que no exista forma de anticipar con exactitud cuánto dinero obtendrás de tu emprendimiento, sin embargo, el motivo por el cual se desarrollan modelos financieros es para hacer una verificación de la realidad y convencerte a ti mismo de que existe la posibilidad de que la inversión sea rentable.

5. Lo que sabes es más importante que a quién conoces. Lo cierto es que es más importante a quién conoces que lo que de hecho conoces. Esto no quiere decir que ser inteligente y conocedor no sea útil. Saber “qué” por lo general es un medio efectivo para que te presenten a los “quiénes” adecuados y hay un motivo lógico detrás de esto: las decisiones comerciales son horrorosamente complicadas.

6. Necesito mucho capital para comenzar mi negocio. Esto es impreciso. La verdad es que sí necesitarás dinero, pero no necesitas tanto para empezar, lo que sí necesitas es tener ganas de trabajar mucho. Tienes que lograr que tu idea brillante dé sus frutos; nadie lo hará por ti y nadie te dará el dinero para contratar a otro para que lo haga.

7. La idea es la parte más importante de mi plan de negocios. No. La idea es casi irrelevante. Lo que importa es 1) quiénes son tus clientes; 2) por qué comprarán lo que vendes, 3) quién forma parte de tu equipo y 4) cuáles son los riesgos.

8. No tener competencia es bueno. Sería pésimo creerlo. Puesto que, si no tienes competencia seguramente sea porque no hay posibilidad de hacer dinero. Hay seis mil millones de personas en el planeta y es muy poco probable que ellos hayan dejado un nicho del mercado rentable totalmente sin explotar.


Por: Santiago Bilinkis

Hay una anécdota bastante famosa que se le atribuye (yo creo que erróneamente) a Bill Gates. La historia dice que alguien le preguntó sobre el momento ideal para comprar una computadora, dado el continuo descenso en los precios y el hecho de que siempre esperando un poquito más se puede comprar más barato o algo mejor al mismo precio. Pareciera que SIEMPRE es mejor esperar al mes siguiente. El problema con este razonamiento es que el mes siguiente también conviene seguir esperando y bajo esa lógica uno nunca termina comprándola. La supuesta contestación de Bill Gates: “El mejor momento para comprar una computadora es… cuando necesitás una!”.

Pasemos ahora al tema de la búsqueda de capital para un emprendimiento (Nota: lo que sigue también es aplicable a cualquier búsqueda de recursos, desde donaciones para un emprendimiento social, hasta el momento para ir a pedir un aumento de sueldo). Estoy seguro de que si les planteo la pregunta sobre el momento óptimo para buscar dinero para sus proyectos, es posible que muchos respondieran, igual que con las computadoras: “El mejor momento es… cuando lo necesitás”.

Pero en mi opinión esa respuesta sería equivocada por dos razones.

La explicación tal vez resulte más clara con un ejemplo parecido al de las computadoras. Imaginen por un minuto que ustedes viven aislados en el campo y todo lo que tienen para sostenerse es un campo sembrado con trigo. Ahora yo les pregunto:“¿Cuál es el momento para ir a buscar el trigo?”. ¡En ese escenario estoy seguro de que jamás me responderían: “Cuando tenga hambre”!

La primera razón por la que no sería lógico responder que lo buscarían cuando lo necesiten es que al trigo no le importa que vos tengas hambre o no, y sólo está en condiciones de ser cosechado cuando a él se le antoja. El dinero, igual que el cereal, tampoco está disponible siempre que lo queramos. O, puesto en otros términos, el “precio” del dinero no cae continuamente como las computadoras sino que fluctúa y hay momentos que puede estar carísimo.

Tal vez en este momento estés pensando: “¿Pero cómo, el precio de un dólar no es siempre un dólar? Pero basta con que midas el valor de una moneda expresada en otra (cuántos dólares vale un euro) para que resulte evidente que el dinero no vale siempre lo mismo. Esto debería ser evidente para los que hayan vivido en un contexto inflacionario.

El valor relevante del dinero para vos, de todos modos, no es su comparativa contra otra moneda. A efectos de buscar capital para un proyecto, el costo del dinero se mide en el tiempo, el esfuerzo y el porcentaje de acciones de tu emprendimiento necesarios para conseguirlo . Visto de este modo resulta evidente que hay momentos de “dinero barato” (la burbuja puntocom del 1999/2000 es el ejemplo más obvio), momentos de dinero relativamente caro (este momento) y otros donde simplemente el dinero “no tiene precio” y ni Mastercard te lo puede conseguir! (como sucedió durante la crisis financiera de 2008/9).

En definitiva, de acuerdo a este primer razonamiento, el momento de buscar dinero no tiene nada que ver con tu necesidad. El dinero se busca cuando HAY, e idealmente cuando está barato. En mi viaje con Endeavor a Silicon Valley, alguien expresó esta idea diciendo que, si te invitan a una fiesta, el momento de comer no es cuando tenés hambre sino cuando pasan los mozos con las bandejas.

La segunda razón para no ir a buscar el trigo cuando tenés hambre es que el proceso que lleva desde cosechar trigo hasta tener algo comestible en la mano es largo y podría demorar tanto que mueras de hambre (o al menos la pases muy mal) antes de poder comer un pedazo de pan preparado con lo que recojas.

La búsqueda de capital es un proceso que toma entre seis meses y un año, desde que empezás a trabajar en eso hasta que tenés dinero depositado en el banco. Si empezás cuando el agua te llega al cuello, seguramente te hayas ahogado mucho antes de obtener el “salvavidas”.

Buscar inversores con relativa urgencia deteriora también sensiblemente tuposición negociadora. El “precio del dinero” en un momento dado tampoco es el mismo para todo el mundo: igual que un paraguas en un día de lluvia o en el Sahara, el contexto afecta mucho. Si los posibles inversores “huelen” desesperación, puede que salgan corriendo o al menos saquen sus colmillos.

Para cerrar quiero mencionar una “paradoja” de la búsqueda de capital. Si bien arriba digo que el momento de buscar dinero no debiera depender de tu necesidad y que incluso no conviene buscar cuando se está necesitado, nadie te da dinero si no lo necesitás. Uno de los principales puntos para seducir a un inversor es explicarles por qué necesitás el dinero. Esta aparente contradicción se salva entendiendo que la palabra “necesitar” tiene otro sentido en este contexto. En una situación ideal, uno debe demostrarle al inversor que tiene usos geniales para su dinero que producirán un gran retorno y por ende “necesitás” que te lo dé. Pero a la vez, transmitirle también que sin ese aporte de fondos simplemente sacrificarías algo de crecimiento pero tu supervivencia no está en juego y entonces, a la vez, podés perfectamente vivir sin él.

Para resumir, la respuesta a la pregunta inicial es que el momento correcto es cuando el dinero está relativamente barato y tu emprendimiento tiene buenos usos para el dinero pero no está en una situación apremiante. Quiero enfatizar de todos modos que como el proceso es muy largo y los escenarios son cambiantes, uno nunca sabe cómo van a estar las cosas para el momento de “cerrar” una ronda cuando empieza a buscar plata. Por esa razón, es un hábito sano estar siempre destinando un poco de tiempo a este tema, para así estar preparado cuando las “estrellas se alinean”.